Aumento sostenido de tensión arterial por >140/90 mmHg en por lo menos 3 lecturas estando el paciente en reposo.
PRIMARIA: Idiopática o esencial
SECUNDARIA: Factores (enfermedades)
Diagnóstico:
Órganos blandos
Aparición de enfermedad coronaria
Insuficiencia cardiaca
Enfermedad renal crónica
Factores de riesgo:
Hipertensión
Tabaquismo
Obesidad
Historia familiar
Inactividad física
Dislipidemia
Diabetes Mellitus
Edad
Clasificación:
Óptima------------------- <120/<80
Normal--------------------<130/<85
Normal alta----------------130-139/85-89
Estadio1-------------------140-159/90-99
Estadio2-------------------160-179/100-109
Estadio3------------------->180/<110
Tratamiento:
Control
Dieta
Ejercicio
Farmacológico:
Estadio 1: diuréticos, IECA, ARA II, BB, CA
Estadio 2: (dos o más) IECA, ARA II, BB, CA
Existen siete grupos principales de medicamentos antihipertensivos:
betabloqueadores, diuréticos, inhibidores de la ECA, bloqueadores de
los receptores AT-1 de la angiotensina, calcioantagonistas,
vasodilatadores y medicamentos de acción central.
I. Betabloqueadores (metoprolol, atenolol, bisoprolol, carvedilol)9
Estos fármacos han demostrado reducir la mortalidad en pacientes hipertensos y pueden utilizarse como monoterapia o en tratamiento combinado.
Monoterapia. Pacientes con hipertensión que
clínicamente manifiestan hipercinesia circulatoria: taquicardia sinusal
de reposo, hipertensión arterial de predominio sistólico y respuesta
hipertensiva con el ortostatismo.
Terapia combinada: Aquellos
pacientes con hipertensión esencial grave que requieren terapia
combinada para normalizar las cifras tensionales o que tienen
manifestaciones de daño en órganos “blanco”; en este grupo de
pacientes, los betabloqueadores pueden asociarse a cualquier grupo de
fármacos o a varios de ellos simultáneamente para normalizar las cifras
de presión arterial. Conviene recordar que estos fármacos no deben
utilizarse cuando hay bradicardia sinusal (frecuencia cardiaca < de
60 por min.), asma bronquial, o neumopatia obstructiva crónica
(especialmente en grandes fumadores), o deben descontinuarse cuando los
efectos indeseables así lo justifiquen: aparición de bradicardia
sinusal, bloqueo AV de 2º grado o mayor, disnea o fatigabilidad
incapacitante o bien impotencia sexual.
Diuréticos: (Hidroclorotiazida, clortalidona, espironolactona, furosemida, bumetamida).
Los diuréticos pueden utilizarse como monoterapia en pacientes los que la hipertensión arterial es volumen-dependiente(hiporreninémica).
Este tipo de hipertensión se presenta principalmente en
mujeres con obesidad, se debe recordar, que en estas pacientes, no es
el efecto diurético el responsable de la acción anti-hipertensiva,
sino la deplesión de sodio de la musculatura lisa de las arteriolas
periféricas, que disminuye considerablemente la respuesta
vasoconstrictora a las catecolaminas, por lo que a pesar de que no se
hace evidente el efecto diurético, si se manifiesta el efecto
antihipertensivo.
Es por ello que los diuréticos se deben usar a dosis
pequeñas (subdiuréticas) con lo que se logra un buen efecto
anti-hipertensivo y se reducen los efectos colaterales indeseables.
Bloqueadores de los receptores AT-1 de la angiotensina II (Losartán, candesartan, ibersartan). (ARA-II).
Los ARA-II bloquean las acciones de la angiotensina II
pero en un paso metabólico posterior o sea, ocupan en forma competitiva
a sus receptores AT-1. Por lo tanto, sus acciones farmacológicas son
muy similares a las de los inhibidores de la enzima convertidora de la
angiotensina, se pueden asociar a cualquiera de los grupos de
antihipertensivos cuando hay indicación de terapia combinada también pueden causar tos pero en una proporción significativamente menor a los inhibidores de la enzima convertidora (5%).
Las indicaciones para su uso son similares a las
anotadas para los inhibidores de la enzima convertidora de la
angiotensina; obviamente son los fármacos de elección cuando la tos
obliga a la suspensión de los inhibidores de la ECA.
Calcioantagonistas (amlodipina, nifedipina, lacidipino, diltiazem, verapamil)
De estos fármacos hay tres grupos importantes: las
derivados de los dehidropiridinas (amlodipina nifedipina, lacidipina,
etc.), los derivados de la Finilalkilaminas (verapamil) y aquellos
otros derivados de las benzodiacepinas (Deltiazem). El primer grupo,
tiene un efecto vasodilatador periférico predominante, mientras que
los dos últimos, tienen además efectos directos sobre el corazón
(efecto inotropico negativo, efecto cronotropico negativo y efectos
antiarrítmicos).
Todos los calcioantagonistas han demostrado ser útiles
en el tratamiento de la hipertensión arterial. Algunas
dehidropiridinas han demostrado reducir la mortalidad a través de mega
estudios prospectivos y aleatorizados. Como monoterapia
pueden ser útiles cuando la hipertensión arterial es leve (<
160/100 mmHg) en pacientes que no tengan manifestaciones de expansión
del espacio extracelular así como tampoco hipercinesia circulatoria, ya
que en ellos, estos fármacos promueven con mayor facilidad la
aparición de edemas como efecto colateral indeseable.
Los calcioantagonistas pueden combinarse con casi todos
los grupos de fármacos cuando hay indicación para terapia combinada.
Sin embargo, el Verapamil y el Diltiazem, no deben usarse
concomitantemente con betabloqueadores porque se suman sus efectos
(cronotropico e inotrópico negativos), con la posibilidad de que
aparezcan bradicardia sinusal importante, bloqueo AV o insuficiencia
cardiaca. El grupo de dehidropiridinas si puede combinarse libremente
con betabloqueadores. Sin embargo, las dehidropiridinas, cuando se
asocian a vasodilatadores, tienen la posibilidad de producir síndrome
hipercinético (taquicardia sinusal) rubicundez facial y edema de
miembros inferiores. Teniendo en cuenta estas excepciones, pueden
asociarse al resto de los fármacos antihipertensivos.
El principal efecto colateral indeseable de los
calcioantagonistas es la aparición de edema de miembros inferiores que
no desaparece con la administración de diuréticos. Se presenta en
aproximadamente el 20% de los pacientes que los reciben y no cede hasta
que se suspende el fármaco.
Vasodilatadores (hidralazina prazosina)
La hidralazina produce relajación directa de la
capa muscular de las arteriolas lo que condiciona, vasodilatación,
disminución de las resistencias periféricas y caída de la presión
diastólica. Este efecto produce secundariamente estimulación simpática
por lo que causa aumento de la frecuencia cardiaca, y secreción de
renina. Por estas razones, este fármaco no se puede utilizar como
monoterapia; en efecto, su uso debe de acompañarse siempre de
betabloqueadores y diuréticos, para potenciar el efecto
anti-hipertensivo y minimizar los efectos indeseables. La hidralazina
se ha usado con buenos resultados en hipertensión arterial que acompaña
la toxemia del embarazo. Por su parte, la prazosina es un
bloqueador de los receptores, adrenérgicos, por lo que produce
vasodilatación tanto arteriolar como venosa. Por sus efectos,
frecuentemente presenta el “fenómeno de la primera dosis” que lo
constituye la aparición de lipotimia o sincope cuando el paciente
adopta el ortostatismo. Este fármaco produce tolerancia por lo cual
llega a ser inefectivo en el tratamiento crónico de la hipertensión
arterial, por estas razones ha caído en desuso por su poca efectividad
y sus efectos indeseables.
Antihipertensivos de acción central (alfametildopa)
Este fármaco es un inhibidor simpático de acción
central, su potencia antihipertensiva es ligera a moderada, con efectos
colaterales muy evidentes a dosis bajas (somnolencia e impotencia
sexual).
En la actualidad, su uso se ha restringido a la
hipertensión arterial que se asocia al embarazo debido a que en estos
casos resulta efectivo y bien tolerado por estas pacientes.24
Finalmente conviene mencionar, que cuando se logra
reducir las cifras de presión arterial a los niveles óptimos en
pacientes con hipertensión esencial de evolución crónica, se logra
también la reducción de la hipertrofia miocárdica, y este fenómeno ha sido denominado cardiorreparación,10
hecho que ha sido demostrado tanto en trabajos experimentales como
clínicos. Los fármacos que han logrado con mayor eficacia este efecto,
son los inhibidores de la enzima convertidora.
REFERENCIAS:
Observatorio regional de riesgos sanitarios. Guía de recomendaciones al paciente. Hipertensión arterial. 2006 Dirección general de calidad, acreditación, evaluación e inspección. Madrid
Guadalajara Boo José Fernando. Seminario. El ejercicio actual de la medicina. Disponible en: http://www.facmed.unam.mx/sms/seam2k1/2008/jun_01_ponencia.html