miércoles, 5 de noviembre de 2014

HIPERTENSIÓN ARTERIAL

Aumento sostenido de tensión arterial por >140/90 mmHg en por lo menos 3 lecturas estando el paciente en reposo.

PRIMARIA: Idiopática o esencial
SECUNDARIA: Factores (enfermedades)

Diagnóstico:
Órganos blandos
Aparición de enfermedad coronaria
Insuficiencia cardiaca
Enfermedad renal crónica

Factores de riesgo:
Hipertensión
Tabaquismo
Obesidad
Historia familiar
Inactividad física
Dislipidemia
Diabetes Mellitus
Edad

Clasificación:
Óptima------------------- <120/<80
Normal--------------------<130/<85
Normal alta----------------130-139/85-89
Estadio1-------------------140-159/90-99
Estadio2-------------------160-179/100-109
Estadio3------------------->180/<110

Tratamiento:
Control
Dieta
Ejercicio
Farmacológico:
Estadio 1: diuréticos, IECA, ARA II, BB, CA
Estadio 2: (dos o más) IECA, ARA II, BB, CA

Existen siete grupos principales de medicamentos antihipertensivos: betabloqueadores, diuréticos, inhibidores de la ECA, bloqueadores de los receptores AT-1 de la angiotensina, calcioantagonistas, vasodilatadores y medicamentos de acción central.

I. Betabloqueadores (metoprolol, atenolol, bisoprolol, carvedilol)9
Estos fármacos han demostrado reducir la mortalidad en pacientes hipertensos y pueden utilizarse como monoterapia o en tratamiento combinado.

Monoterapia. Pacientes con hipertensión que clínicamente manifiestan hipercinesia circulatoria: taquicardia sinusal de reposo, hipertensión arterial de predominio sistólico y respuesta hipertensiva con el ortostatismo.
Terapia combinada: Aquellos pacientes con hipertensión esencial grave que requieren terapia combinada para normalizar las cifras tensionales o que tienen manifestaciones de daño en órganos “blanco”; en este grupo de pacientes, los betabloqueadores pueden asociarse a cualquier grupo de fármacos o a varios de ellos simultáneamente para normalizar las cifras de presión arterial. Conviene recordar que estos fármacos no deben utilizarse cuando hay bradicardia sinusal (frecuencia cardiaca < de 60 por min.), asma bronquial, o neumopatia obstructiva crónica (especialmente en grandes fumadores), o deben descontinuarse cuando los efectos indeseables así lo justifiquen: aparición de bradicardia sinusal, bloqueo AV de 2º grado o mayor, disnea o fatigabilidad incapacitante o bien impotencia sexual.

Diuréticos: (Hidroclorotiazida, clortalidona, espironolactona, furosemida, bumetamida).
Los diuréticos pueden utilizarse como monoterapia en pacientes los que la hipertensión arterial es volumen-dependiente(hiporreninémica).
Este tipo de hipertensión se presenta principalmente en mujeres con obesidad, se debe recordar, que en estas pacientes, no es el efecto diurético el responsable de la acción anti-hipertensiva, sino la deplesión de sodio de la musculatura lisa de las arteriolas periféricas, que disminuye considerablemente la respuesta vasoconstrictora a las catecolaminas, por lo que a pesar de que no se hace evidente el efecto diurético, si se manifiesta el efecto antihipertensivo.
Es por ello que los diuréticos se deben usar a dosis pequeñas (subdiuréticas) con lo que se logra un buen efecto anti-hipertensivo y se reducen los efectos colaterales indeseables.

Bloqueadores de los receptores AT-1 de la angiotensina II (Losartán, candesartan, ibersartan). (ARA-II).
Los ARA-II bloquean las acciones de la angiotensina II pero en un paso metabólico posterior o sea, ocupan en forma competitiva a sus receptores AT-1. Por lo tanto, sus acciones farmacológicas son muy similares a las de los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina, se pueden asociar a cualquiera de los grupos de antihipertensivos cuando hay indicación de terapia combinada también pueden causar tos pero en una proporción significativamente menor a los inhibidores de la enzima convertidora (5%).
Las indicaciones para su uso son similares a las anotadas para los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina; obviamente son los fármacos de elección cuando la tos obliga a la suspensión de los inhibidores de la ECA.

Calcioantagonistas (amlodipina, nifedipina, lacidipino, diltiazem, verapamil)
De estos fármacos hay tres grupos importantes: las derivados de los dehidropiridinas (amlodipina nifedipina, lacidipina, etc.), los derivados de la Finilalkilaminas (verapamil) y aquellos otros derivados de las benzodiacepinas (Deltiazem). El primer grupo, tiene un efecto vasodilatador periférico predominante, mientras que los dos últimos, tienen además efectos directos sobre el corazón (efecto inotropico negativo, efecto cronotropico negativo y efectos antiarrítmicos).
Todos los calcioantagonistas han demostrado ser útiles en el tratamiento de la hipertensión arterial. Algunas dehidropiridinas han demostrado reducir la mortalidad a través de mega estudios prospectivos y aleatorizados. Como monoterapia pueden ser útiles cuando la hipertensión arterial es leve (< 160/100 mmHg) en pacientes que no tengan manifestaciones de expansión del espacio extracelular así como tampoco hipercinesia circulatoria, ya que en ellos, estos fármacos promueven con mayor facilidad la aparición de edemas como efecto colateral indeseable.

Los calcioantagonistas pueden combinarse con casi todos los grupos de fármacos cuando hay indicación para terapia combinada. Sin embargo, el Verapamil y el Diltiazem, no deben usarse concomitantemente con betabloqueadores porque se suman sus efectos (cronotropico e inotrópico negativos), con la posibilidad de que aparezcan bradicardia sinusal importante, bloqueo AV o insuficiencia cardiaca. El grupo de dehidropiridinas si puede combinarse libremente con betabloqueadores. Sin embargo, las dehidropiridinas, cuando se asocian a vasodilatadores, tienen la posibilidad de producir síndrome hipercinético (taquicardia sinusal) rubicundez facial y edema de miembros inferiores. Teniendo en cuenta estas excepciones, pueden asociarse al resto de los fármacos antihipertensivos.
El principal efecto colateral indeseable de los calcioantagonistas es la aparición de edema de miembros inferiores que no desaparece con la administración de diuréticos. Se presenta en aproximadamente el 20% de los pacientes que los reciben y no cede hasta que se suspende el fármaco.

 Vasodilatadores (hidralazina prazosina)
La hidralazina produce relajación directa de la capa muscular de las arteriolas lo que condiciona, vasodilatación, disminución de las resistencias periféricas y caída de la presión diastólica. Este efecto produce secundariamente estimulación simpática por lo que causa aumento de la frecuencia cardiaca, y secreción de renina. Por estas razones, este fármaco no se puede utilizar como monoterapia; en efecto, su uso debe de acompañarse siempre de betabloqueadores y diuréticos, para potenciar el efecto anti-hipertensivo y minimizar los efectos indeseables. La hidralazina se ha usado con buenos resultados en hipertensión arterial que acompaña la toxemia del embarazo. Por su parte, la prazosina es un bloqueador de los receptores, adrenérgicos, por lo que produce vasodilatación tanto arteriolar como venosa. Por sus efectos, frecuentemente presenta el “fenómeno de la primera dosis” que lo constituye la aparición de lipotimia o sincope cuando el paciente adopta el ortostatismo. Este fármaco produce tolerancia por lo cual llega a ser inefectivo en el tratamiento crónico de la hipertensión arterial, por estas razones ha caído en desuso por su poca efectividad y sus efectos indeseables.


Antihipertensivos de acción central (alfametildopa)
Este fármaco es un inhibidor simpático de acción central, su potencia antihipertensiva es ligera a moderada, con efectos colaterales muy evidentes a dosis bajas (somnolencia e impotencia sexual).

En la actualidad, su uso se ha restringido a la hipertensión arterial que se asocia al embarazo debido a que en estos casos resulta efectivo y bien tolerado por estas pacientes.24
Finalmente conviene mencionar, que cuando se logra reducir las cifras de presión arterial a los niveles óptimos en pacientes con hipertensión esencial de evolución crónica, se logra también la reducción de la hipertrofia miocárdica, y este fenómeno ha sido denominado cardiorreparación,10 hecho que ha sido demostrado tanto en trabajos experimentales como clínicos. Los fármacos que han logrado con mayor eficacia este efecto, son los inhibidores de la enzima convertidora.

REFERENCIAS:
Observatorio regional de riesgos sanitarios. Guía de recomendaciones al paciente. Hipertensión arterial. 2006 Dirección general de calidad, acreditación, evaluación e inspección. Madrid
Guadalajara Boo José Fernando. Seminario. El ejercicio actual de la medicina. Disponible en: http://www.facmed.unam.mx/sms/seam2k1/2008/jun_01_ponencia.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario